Aunque la realidad sea desagradable, evitarla nos provoca
perjuicios mayores porque bloqueamos el deseo y padecemos neurosis con la
consiguiente angustia.
Las personas que aceptan la realidad con toda
su crudeza, viven mal, pero no tan mal como quienes NO aceptan la realidad con
toda su crudeza.
En otras palabras, evadir los costos que tiene
existir redunda en perjuicio de la calidad de vida.
Pondré un ejemplo:
Daré por cierto que los seres humanos somos
animales.
Daré por cierto que son las hembras las que
eligen al macho que las fecunde.
Daré por cierto que los machos no pueden
eludir una convocatoria femenina para ser embarazada.
Daré por cierto que, biológicamente, las
hembras tienen más compromiso que los machos porque estos pueden copular e
irse, dejándolas a ellas con la responsabilidad de gestar, parir y criar al
hijo.
Daré por cierto que las hembras suelen
llevarse muy bien con sus madres y que, en general, son personas muy apegadas
al grupo familiar.
Daré por cierto que gracias a estas
condiciones femeninas (máximo compromiso biológico y fuerte apego familiar),
poco y nada es lo que necesitan del macho que ellas eligieron para ser
fecundadas.
Daré por cierto que las mujeres de más edad,
que dejaron atrás la etapa reproductiva (madres y abuelas), son las que están
pendientes de que las hembras jóvenes de la familia traigan niños para criar,
pues la vocación materna de una hembra nunca termina.
Este hecho (el interés de las mujeres mayores)
refuerza la prescindencia del macho fecundante, quien podrá tener el derecho de
quedarse a vivir con ellas, siempre y cuando ayude y deponga su afán de mando.
No tener en cuenta esta «realidad» es fuente de malestar porque la
negación del instinto entorpece o bloquea el deseo, generando neurosis y la
consiguiente angustia.
Otras menciones a la (supuesta) «realidad»:
(Este es el
Artículo Nº 1.579)
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9 comentarios:
No querer enterarnos de la cruda realidad, en la mayoría de los casos nos juega una mala pasada, como dice Mieres. He ido por la vida, la mayor parte del tiempo, sin aceptar muchas realidades duras, y seguiré haciéndolo, aunque espero que en menor medida. En muchas ocasiones no me ha resultado bien. El autoengaño me ha llevado a grandes sufrimientos, y por supuesto, quisiera poder evitarlos. La buena noticia es que enfrentarme a la verdad, me ha permitido crecer.
Creo que bloqueamos los deseos que tememos. Aquellos deseos que sentimos no ser capaces de manejar. Son deseos intensos, importantes para nosotros mismos, y pagamos un costo importante al soslayarlos.
Vivir siempre tiene costos. Quizás los más caros sean envejecer y morir.
Parece real que la mujer necesita menos del hombre que al revés. Hablo de mujeres y hombres porque no sé como es la realidad en otras especies. La mujer prescinde con más facilidad del hombre porque parecería ser (aunque no podría confirmarlo) que quienes toman la iniciativa a la hora de separarse o divorciarse, son por lo general las mujeres.
En muchas civilizaciones -quizás en la mayoría- las mujeres necesitan del hombre para criar a los hijos. Pero esto se debe a la organización social que nos hemos dado. Mucho más eficientes en este cuestión de la crianza, son las mujeres que los hombres. A ellas les serviría más juntarse con otras mujeres para criar a sus hijos, que hacerlo con el hombre. La dependencia económica de la mujer con respecto al varón, probablemente sea la que haya llevado a que las cosas sean así.
Pero todo eso algún día puede cambiar.
Como mujer digo que me gusta la compañía del hombre. Y me gusta para criar a mis hijos. Además la considero necesaria. Si un niño tuviera muchas ¨madres¨ (tías, abuelas, etc), aprendería, durante sus primeros años de vida, el universo femenino y tendría información y formación escasa, acerca del mundo masculino. No creo que esto sea favorable.
A las mujeres también nos resulta difícil eludir una convocatoria masculina. Muchas de nosotras, cuando vemos agua en la piscina, nos tiramos.
Porque nos gusta.
Acá creo que el factor social juega un rol importante. Está mal visto que una mujer ande con varios hombres y está bien visto que un hombre ande con varias mujeres. Al hombre lo hace más macho y a la mujer la hace más puta.
La vocación materna de la mujer se manifiesta aunque no tenga hijos. Le prestan mucha atención a sus sobrinos y a los hijos de sus amigas.
Yo no tengo hijos y disfruto mucho de mis sobrinos. Me gusta jugar y charlar con ellos. Seré un hombre poco común, pero no tanto. Muchos de mis amigos son iguales. Lo que sucede es que he puesto mucha energía en mi trabajo, porque me gusta mucho.
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