martes, 17 de julio de 2012

La policía y la enfermedad



La policía supone que si podemos enfermarnos inmerecidamente, ellos también pueden maltratarnos y luego pedirnos disculpas.

Cuando alguien contrae una enfermedad también contrae una cantidad de problemas, especialmente emocionales, psicológicos y hasta espirituales.

Como nadie gobierna su vida porque estamos rigurosamente determinados por las leyes naturales y el azar, el debilitamiento propio de la enfermedad incluye el debilitamiento de la soberbia que tenemos cuando creemos en el libre albedrío.

Hasta el ateo más firme, seguramente se aferre a suponer que existe algún ser superior que podría salvarlo.

Cuando nos sentimos sanos y fuertes, nuestro cerebro segrega las ideas mágicas propias de la cultura de cada uno: un indígena piensa en dioses y maleficios, mientras que una persona civilizada piensa en la omnipotencia de la ciencia y en la veleidad de sus administradores, que pondrán o no buena voluntad en hacer todo lo posible si se les pide ayuda.

Cuando nos sentimos enfermos y débiles, nuestro cerebro segrega las ideas propias de los niños de la cultura de cada uno. Por eso todos terminamos en las ideas más primitivas, las del indígena. En la desesperación apelaremos a la ciencia pero también a la hechicería... «porque total, si no te hace bien, mal no te va a hacer».

Este errático movimiento de nuestro cerebro, según estemos sanos o enfermos, seamos modernos o primitivos, se observa también cuando son otros seres humanos los que nos inducen una situación muy similar a la enfermedad.

Aunque pensamos menos en problemas policiales que en quebrantos de salud, nadie está exento de padecerlos.

Andar por la calle, vivir con otras personas, conducir un vehículo, son las condiciones necesarias y suficientes para tener algún problema con la policía.

Notaremos entonces que ellos se toman el derecho de ser como una enfermedad, que nos afecta mereciéndola o no.

(Este es el Artículo Nº 1.631)


11 comentarios:

Sofía dijo...

¨La policía es como una enfermedad que nos afecta, mereciéndola o no¨. Por lo tanto paciencia, resignación, aceptación, esperanza, dignidad, lucha y enfrentamiento sabio.

Olga dijo...

Perdón. Esa parte en la que los policías te piden disculpas después de maltratarte, yo me la perdí.

Lautaro dijo...

Los problemas con la policía y los problemas de salud, nos caen inesperadamente. Como nos sorprenden nos asustan más y nos agarran desprevenidos. Entonces podemos reaccionar de manera poco adecuada, porque no tuvimos tiempo para pensar la situación.

Ingrid dijo...

También puede ser que cuando alguien contrae una enfermedad, busca solución a una cantidad de problemas, especialmente emocionales, psicológicos, espirituales.

Gabriela dijo...

El determinismo sucede en el plano real. El libre albedrío sucede en el plano imaginario y en el simbólico.

Rulo dijo...

Parece que la sobervia baja sólo cuando la vida nos da palo.

Elena dijo...

Creo que es inevitable que ante enfermedades graves o la proximidad de la muerte, surjan en nosotros creencias que no habrían prosperado en otros momentos. De pronto no es un autoengaño; de pronto es una apertura mental.

Omar dijo...

Cuando alguien con-trae una enfermedad, trae con ella un montón de dificultades que tratará de resolver.

Mª Eugenia dijo...

¿Por qué alguien podría merecer una enfermedad?

Hugo dijo...

Podría merecerla para descansar de los problemas que le acarrea su salud: seguir enfrentando problemas importantes en el trabajo, falta de comprensión en la familia, amigos que nunca te llaman o vienen a verte, etc.

Tiago dijo...

Otros seres humanos nos pueden inducir situaciones similares a la enfermedad. Preocupación, malestar, miedo, dolor. En realidad todos los seres humanos podemos convertirnos en una enfermedad.