La policía supone que si podemos
enfermarnos inmerecidamente, ellos también pueden maltratarnos y luego pedirnos
disculpas.
Cuando
alguien contrae una enfermedad también contrae una cantidad de problemas,
especialmente emocionales, psicológicos y hasta espirituales.
Como nadie
gobierna su vida porque estamos rigurosamente determinados por las leyes
naturales y el azar, el debilitamiento propio de la enfermedad incluye el
debilitamiento de la soberbia que tenemos cuando creemos en el libre albedrío.
Hasta el
ateo más firme, seguramente se aferre a suponer que existe algún ser superior
que podría salvarlo.
Cuando nos
sentimos sanos y fuertes, nuestro cerebro segrega las ideas mágicas propias de
la cultura de cada uno: un indígena piensa en dioses y maleficios, mientras que
una persona civilizada piensa en la omnipotencia de la ciencia y en la veleidad
de sus administradores, que pondrán o no buena voluntad en hacer todo lo
posible si se les pide ayuda.
Cuando nos
sentimos enfermos y débiles, nuestro cerebro segrega las ideas propias de los
niños de la cultura de cada uno. Por eso todos terminamos en las ideas más
primitivas, las del indígena. En la desesperación apelaremos a la ciencia pero
también a la hechicería... «porque total, si no te hace bien, mal no te va a
hacer».
Este
errático movimiento de nuestro cerebro, según estemos sanos o enfermos, seamos
modernos o primitivos, se observa también cuando son otros seres humanos los
que nos inducen una situación muy similar a la enfermedad.
Aunque
pensamos menos en problemas policiales que en quebrantos de salud, nadie está
exento de padecerlos.
Andar por
la calle, vivir con otras personas, conducir un vehículo, son las condiciones
necesarias y suficientes para tener algún problema con la policía.
Notaremos
entonces que ellos se toman el derecho de ser como una enfermedad, que nos
afecta mereciéndola o no.
(Este es el
Artículo Nº 1.631)
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11 comentarios:
¨La policía es como una enfermedad que nos afecta, mereciéndola o no¨. Por lo tanto paciencia, resignación, aceptación, esperanza, dignidad, lucha y enfrentamiento sabio.
Perdón. Esa parte en la que los policías te piden disculpas después de maltratarte, yo me la perdí.
Los problemas con la policía y los problemas de salud, nos caen inesperadamente. Como nos sorprenden nos asustan más y nos agarran desprevenidos. Entonces podemos reaccionar de manera poco adecuada, porque no tuvimos tiempo para pensar la situación.
También puede ser que cuando alguien contrae una enfermedad, busca solución a una cantidad de problemas, especialmente emocionales, psicológicos, espirituales.
El determinismo sucede en el plano real. El libre albedrío sucede en el plano imaginario y en el simbólico.
Parece que la sobervia baja sólo cuando la vida nos da palo.
Creo que es inevitable que ante enfermedades graves o la proximidad de la muerte, surjan en nosotros creencias que no habrían prosperado en otros momentos. De pronto no es un autoengaño; de pronto es una apertura mental.
Cuando alguien con-trae una enfermedad, trae con ella un montón de dificultades que tratará de resolver.
¿Por qué alguien podría merecer una enfermedad?
Podría merecerla para descansar de los problemas que le acarrea su salud: seguir enfrentando problemas importantes en el trabajo, falta de comprensión en la familia, amigos que nunca te llaman o vienen a verte, etc.
Otros seres humanos nos pueden inducir situaciones similares a la enfermedad. Preocupación, malestar, miedo, dolor. En realidad todos los seres humanos podemos convertirnos en una enfermedad.
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