jueves, 1 de abril de 2010

Me imagino como Brad Pitt

Los seres humanos primero nos imaginamos cómo es la realidad y luego, seguimos imaginado pero con un agregado muy interesante.

Lo que imaginamos cuando somos muy pequeños es que todo es una sola cosa: mamá, yo, papá, mi hermana, el perro, la cuna, el biberón, la casa, los olores, los sonidos, los sabores, lo que palpamos, forman una sola sensación.

Imaginamos que somos parte de esa globalidad indiferenciada. Existe una sola cosa: el todo, dentro del cual no podemos diferenciar partes.

Un día (después del año y antes de los tres años), al mirarnos en el espejo nos llevamos la gran sorpresa: percibimos con alegría que vemos algo nuevo.

Ya no formamos parte de una totalidad sino que nuestro cerebro nos permite captar que ese que se refleja en el espejo ¡soy yo! y que además es diferente a esa persona que está conmigo y al perro y a la cuna!!

Aquellos ruidos humanos también son diferentes: mamá, papá, coco, mema.

La evolución cerebral continua y cada vez logramos encontrar más diferencias. Podemos discriminar, identificar, nombrar.

Al nombrar notamos otra cosa maravillosa: que la palabra «mamá» a veces puede reemplazar a esa mujer que nos alimenta. La palabra y la cosa parecen intercambiables. Una representa a la otra.

Claro que decir la palabra «mamá» sirve para sentir que nos acompaña pero no sirve para calmarnos el hambre.

Más adelante entendemos que se dicen cosas de nosotros: lindo, inquieto, comilón.

Cuando queremos acordar, nosotros nos imaginábamos ser de cierta forma pero esa auto-imagen empieza a ser retocada por lo que los demás nos dicen que somos.

A cierta altura (de 5 a 90 años), somos como los demás nos dicen que somos, pero ¡no se ponen de acuerdo!, ¡qué lío! ¿Quién soy?

¡Desearía volver a imaginarme!

Artículos vinculados:

Tú y yo: ¡un solo corazón!
«Átame el zapato, ma»
●●●

11 comentarios:

Diana dijo...

Y si no fuera imaginación que todos somos uno?

Rafaela dijo...

Hoy justamente, iba caminando por la calle y me imaginaba con un cuerpo que no tengo. Es tan fácil visualizarse como a una le gustaría ser! Tuve una profesora de danza que decía: "si uds se sienten lindas, eso lo transmiten a los demás". En aquel momento no le creí -aunque tenía los atributos para ser linda sin necesidad de esforzarme demasiado- y ahora me esfuerzo por creerle, pero ya es demasiado tarde.

Eliana dijo...

Formamos parte de una totalidad, sólo que nuestros sentidos no lo perciben así.

Filisbino dijo...

Somos una mezcla de lo que creemos ser, sumado a lo que quienes nos etiquetan creen ver.
Lo que nadie puede decir es como somos en realidad, porque la realidad no existe, sólo existe mi realidad, tú realidad, nuestra realidad.
La realidad también tiene nombre propio.

Evangelina dijo...

Dios es quien nos conoce en realidad, pero ya sé que todo lo que digo cae en saco roto.

Agustín dijo...

Me pregunto si para volver a imaginarme tendría que comportarme diferente o rodearme de otras personas.

Aldo dijo...

Cuando festejo mi cumpleaños, invito a algunos compañeros de trabajo, a dos vecinos, a los viejos amigos del liceo, parte de la familia mía y otra parte de la familia de mi esposa.
Estos grupos suelen reunirse por separado, en distintos rincones de la casa. Yo voy pasando de un grupo a otro para estar un rato con todos. Lo curioso es que en cada grupo me siento un tipo distinto, y de veras termino bastante embarullado.

Roberto dijo...

Creo que los pequeños sienten sensaciones diferentes pero todas pertenecientes a una globalidad sin límites ni separaciones.

Raquel dijo...

Sultán siempre le ladra a su imágen en el espejo. Mi hijo de 5 años se ríe con carita de superioridad.

Evaristo dijo...

Al principio los ñiños le dicen mamá a todas las mujeres y papá a todos los hombres. Están haciendo un enorme esfuerzo por clasificar y ordenar su mundo. Al poco tiempo ya son capaces de diferenciar a los humanos no sólo por sexo, sino también por roles.

Jos dijo...

El panteísmo nos conecta con nuestros orígenes.