miércoles, 2 de abril de 2008

¡Van fritas carajo!

Dos personas que saben mucho sobre arte culinario intercambian ideas sobre las mejores opciones para preparar cierta comida. Una de ella entiende que lo mejor es la fritura en aceite bien caliente y la otra sostiene que lo mejor es la cocción en el horno rociando con abundante aceite.

Esta conversación, puede transcurrir con diferentes grados de temperatura anímica (¡qué coincidencia!). Pueden intercambiarse las diferentes opiniones de manera serena o, por el contrario pueden terminar gritándose o peleándose como dos caníbales que se disputan a una top model.

Cuáles pueden ser las causas que motivan una u otra actitud. La causa más frecuente es el grado de involucramiento que cada actor tenga con su método personal.

Efectivamente, los métodos, las creencias, las opiniones y muchas otras actitudes que las personas tenemos ante cosas que admiten más de una opción, pueden formar parte de la identidad o no.

Si (por ejemplo) el primer cocinero cree haber llegado a la conclusión de que esa comida sobre la que discuten debe cocinarse mediante una fritura y cualquier otra posibilidad es radicalmente errónea, porque él estudió bien el tema, sabe perfectamente lo que dice, probó todas las otras maneras posibles y sabe que debe freírse y no hervirse ni hacerse al horno ni al espiedo ni al vapor, es probable que se sienta descalificado personal, íntegra y globalmente, no sólo en ese tema puntual sino como persona en sí, como ser humano, como ciudadano, como profesional. La ofensa en estas condiciones no tiene límites.

Nuestras opiniones pueden formar parte de nuestro ropaje cultural o de nuestro cuerpo anatómico. Así como la modista que hace una prueba sobre el cuerpo de su cliente, puede llegar a pinchar a la persona pensando que está pinchando sólo la tela, a veces cuestionamos personas creyendo que estamos cuestionando ideas.

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13 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si en la práctica realmente es posible separar las ideas de la persona. Para mí que funcionan como una sola cosa y cualquier ataque a las ideas inevitablemente le pega a la persona.

Anónimo dijo...

Lo que dice Yolanda me recuerda la genialidad de un profesor de historia que sabía enseñarla como si fuera una novela.

Una vez agarró tres monedas y para explicarnos la escasa eficacia de las armaduras, puso dos juntas y tocándose (como la armadura y el cuerpo del guerrero). Nos pidió a uno de nosotros que sostuviera una para que quedara invómil (la armadura) y después le pegó a ésta con la tercera moneda (espada, garrote,lanza o maza del guerrero enemigo). Quedamos maravillados cómo, sin que la "armadura" se moviera, el "cuerpo" recibía un tremendo golpe porque la moneda suelta salía disparada.
Quizá el sujeto y su idea tienen una relación parecida a la que hay entre el guerrero y su armadura.

Anónimo dijo...

En la empresa donde yo trabajo tiene uno de los métodos más modernos de conducción de personal y está terminantemente prohibido hablar de religión y política.

Estos dos deben ser los temas incendiarios por defecto aunque igualmente suelen generarse momentos de verdadera tensión entre los trabajadores.

Anónimo dijo...

El colmo se encuentra cuando uno le pregunta al que sabe ¿por qué esto es así? y él le contesta "porque sí" o "porque yo lo digo". Acá si que no hay duda de que esa persona se siente que sos sus ideas.

Anónimo dijo...

Soy maestra y a veces no encuentro cómo hacer para explicarle algo a los niños. Sobre todo cuando vienen con alguna pregunta muy fuera de programa. En este Blog aparecen de vez en cuando comparaciones que las he aprovechado con mis niños. En este caso lo comento porque el ejemplo de la modista que pincha a la persona pensando que pincha sólo a la tela, me parece fantástico. Ya lo incorporé a mi ejemploteca.

Anónimo dijo...

¡qué linda la foto de los cocineros!
¡qué bueno el ejemplo de la modista!
¡qué clara e inteligente su escritura!

(oda al Lic. Mieres, fragmento)

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con lo que se propone en el texto. Si bien todas las ideas que defiende una persona forman parte de su identidad, hay un grupo de ellas que tienen un valor emocional mucho más fuerte, ya sea porque uno tiene un gran convencimiento o porque están muy ligadas a la experiencia propia o a los principios de esa persona.

Anónimo dijo...

Me imagino a los caníbales disputándose a la top model. Es una buena idea para un juego de play station. En ese caso los tipos capaz que estaban neurasténicos y se iban poniendo cada vez más agresivos. Claro, ahí lo que se disputaban era más que una idea, era una necesidad.
Sigo asociando imágenes y veo las peleas de las barras bravas en el estadio. Es increíble los niveles de agresividad a los que llegan por una construcción simbólica. El equipo del que son hinchas forma parte esencial de su identidad.
Aunque acá las drogas, el alcohol y el fenómeno grupal, se juntan como una bomba molotov para provocar el fenómeno.

Anónimo dijo...

La actitud y la agresividad de cada parte también va a depender de el carácter de c/u; si tuvo o no un mal día, si son dos personas que suelen competir entre sí...y si sigo pensando deben haber más factores que incidan.

Anónimo dijo...

Por eso es que dicen "cada maestro con su librito". Tuvieron que popularizar este refrán para que las ideas de Varela sobre la no-violencia no se fueran al carajo.

Anónimo dijo...

Tengo un amigo que se caracteriza por soportar un sólo método: el suyo. Un sólo conjunto de ideas: las suyas. Únicamente una escala de valores: la suya.
Es insoportable, pero no es mal tipo.

Anónimo dijo...

Cuando llegué a la adolescencia recuerdo que para mi era muy importante que mi padre me escuchara y _aunque no estuviese de acuerdo_ respetara mis ideas. Desgraciadamente eso nunca fue posible, siempre tuvimos ideas encontradas, mmmm, me suena sospechoso ¿por qué habremos adoptado ese estilo para vincularnos?

Anónimo dijo...

Yo no era como Confrontativa, mi estilo era concertante (estilo Seregni) Creo que tendría que haberme dedicado a la diplomacia o a la gestión de recursos humanos. Lo malo que tuvo eso es que todavía no tengo claras mis posturas.