jueves, 27 de febrero de 2014

Libre albedrío, salud y carácter dominante


Quienes creen en el libre albedrío también entienden que la vida en los humanos no es tan automática como es la vida del resto de los seres vivos. Suponen que deben controlarse y, eventualmente, suponen que deben controlar a los demás.

El libre albedrío es la postura filosófica según la cual los humanos podemos tomar decisiones auténticas, sin ser influenciados por ninguna otra cosa que no sea la propia inteligencia o la voluntad.

Esta postura filosófica se contrapone al determinismo, según el cual los humanos NO podemos tomar decisiones auténticas, sino que es la Naturaleza la que nos hace actuar, como también hace actuar a cualquier otro elemento, con o sin vida: un árbol, una hoja en el viento, un terremoto.

Quienes creen en el libre albedrío son mayoría absoluta. Muy pocos creemos en el determinismo.

Según esa corriente de máxima aceptación, al descreer en los dictados de la Naturaleza, a la vez que creen en la capacidad del ser humano de gobernar su propia vida, consideran que la existencia debe ser gestionada, gerenciada, dirigida, trabajada por cada uno de nosotros. Creen que para vivir hay que pensar cómo vivir, qué hacer, qué comer, qué movimientos realizar, cómo controlarnos hasta en los más mínimos detalles. Esta mayoría cree que nuestro cuerpo es como una máquina, que requiere observación, análisis, mantenimiento, vigilancia, máximo control.

Todo esto, según los deterministas, es un error porque ningún otro animal, de anatomía similar o no similar a la humana, toma tantos cuidados o intenta ejercer tanto control y, sin embargo, vive normalmente.

Quienes creen en el libre albedrío realizan una serie de acciones cuando sienten algún dolor: toman un calmante, consultan Internet, consultan a un médico, ingieren ciertas sustancias químicas supuestamente tonificantes, preventivas, enriquecedoras.

Con esa actitud, según creo y les propongo pensar, prácticamente anulan los procesos de auto-sanación propios de cualquier organismo vivo. No solo interrumpen el proceso auto-curativo sino que, en el mediano plazo, esa actitud continua atrofia los mecanismos naturales de auto-curación. Por este motivo, luego de haber logrado esa atrofia, pasan a ser personas totalmente dependientes de la medicina.

Es normal, entre quienes creen en el libre albedrío, la fantasía según la cual la salud es un tema de negociación con el médico, de manera similar a que es realmente negocial cuando concurren al mecánico y este propone algunas opciones (comprar un repuesto original o uno adaptable, reparar el actual, hacer alguna modificación general).

En suma: quienes creen en el libre albedrío son personas que se imaginan capaces de controlar sus vidas, y, como son coherentes, también se imaginan capaces de dirigir la vida de otras personas (familiares, amigos, conocidos).

(Este es el Artículo Nº 2.152)


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