Para nuestra conciencia los demás tienen las particularidades nuestras que mantenemos en el inconsciente por impresentables, antisociales e irresponsables.
Las personas raras, extravagantes, atípicas,
muy diferentes al resto, especiales, suelen pagar un costo alto por su
condición.
Los humanos recelamos de quienes, a pesar de
parecer de nuestra especie, tienen sin embargo rasgos que los diferencian.
Recelamos y desconfiamos de los extranjeros,
de los transexuales, de quienes tienen un color de piel diferente al nuestro,
de los muy fuertes, de los muy débiles, de los muy feos o demasiado hermosos.
Cuando nos cruzamos con un semejante queda en
evidencia que andamos por la vida aceptando solo a nuestros iguales y sobre
todo a quienes nunca terminamos de encontrar: a los maravillosos idénticos a
nosotros.
Claro que los factores exteriores son los más
notorios y excitantes, es decir, provocadores de nuestra reacción,
intolerancia, desconfianza.
Los otros factores, los menos visibles,
también nos provocan algún tipo de reacción adversa, irritada, antisocial.
Pondré un ejemplo para explicar mejor a qué me
refiero.
En un edificio de varios pisos elevados viven
muchas familias. En este tipo de construcción es habitual que alguna pérdida de
agua estropee el techo de la vivienda que está abajo.
Los habitantes de la unidad perjudicada pueden
ser personas que, sin saberlo, tratan de evadir todo tipo de responsabilidad.
Aunque suene pesimista la mayoría de la población actual se imagina muy
respetuosa de los derechos ajenos pero, insisto, sin darse cuenta, son
fuertemente omisos, descuidados, indiferentes ante los intereses de los otros.
El perjudicado reclamará una veloz reparación
de los daños sufridos, pero hay algo que ignora: Desconoce que si él fuera el
responsable de hacer los arreglos intentaría evitarlo...por eso, no solicitará
amablemente sino que exigirá con enojo sobreentendiendo inconscientemente que
el vecino es tan irresponsable como él.
(Este es el Artículo Nº 1.846)
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10 comentarios:
Poniendonos en una postura extrema, podriamos decir que los otros nos son absolutamente desconocidos, que cada uno ve en el otro unicamente una vision de si mismo.
Lo que mas nos molesta de los demas es ver reflejados nuestros propios defectos.
Creer que conocemos las intenciones ajenas lleva a grandes malentendidos.
Si fuese cierto que nuestra vision de los otros es tan personal, no podriamos ponernos de acuerdo en nada. Discrepo con Olegario.
Proyectamos tanto nuestras particularidades positivas como las negativas.
Como no podemos acceder a nuestro inconsciente de forma directa, una buena forma puede ser observar nuestras reacciones cuando nos vinculamos con otros.
Atacamos a los diferentes porque no nos reconocemos en ellos.
No debe ser facil convivir con un identico.
Los factores menos visibles en los otros, y que mas nos diferencian, son los que luego nos traen mas problemas de relacionamiento.
Algunos tenemos mas capacidad para vernos lo feo, desagradable, equivocado y otros la tienen para verse lo bello, virtuoso, acertado. Como siempre sucede, es necesario un equilibrio entre estos dos puntos de vista.
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