Mauricio es un muchacho más, de
esos que a veces se enojan, que otras veces quieren cambiar el mundo, pero que
media hora después de la bravata más revolucionaria, está riéndose con las
revistas de comics ya leídas.
Le gusta abrazar a la madre por
la espalda, inmovilizarla. Al principio ella protesta en broma pero
inevitablemente termina enojándose porque la presión envolvente le impide
respirar.
Con el padre practica otra
diablura. El hombre, sentado en un sillón de mimbre, profiere insultos apenas
audibles cuando Mauricio tropieza deliberadamente con los pies del concentrado
lector de la biblia.
En vano quiso inculcar en
Mauricio esta vocación por las sagradas escrituras, porque la seriedad del
muchacho solo podía observarse mientras dormía, con una cara de ángel tan bella
que la madre caía en éxtasis mirándolo.
Un día apareció una prima de
quien nadie tenía noticias, a cobrar una herencia de la que ninguno de los tres
tenía noticias.
La visita estuvo precedida de
una llamada telefónica que hizo la muchacha, muy nerviosa pero motivada por
incontenible curiosidad. Desde hacía muchos años sabía que tenía unos tíos y un
primo en esta ciudad, pero la información era tan escasa que las ganas de
conocerlos eran desesperantes.
La señora atendió el llamado y
se puso muy contenta por la visita.
Cuando llegó la joven, la
sorpresa fue mayúscula. ¿Cómo podían estar emparentados con esta persona de
aspecto cien por ciento árabe?
A la visitante pareció no
causarle sorpresa encontrarse con estos tíos y primo tan blancos y de cabello
castaño.
Pasaron unas horas muy amenas,
se sacaron fotos, intercambiaron direcciones de e-mail, y cuando se fue, quedó
en los dos hombres una extraña sensación.
El muchacho dejó de hacer
bromas, comenzó a leer la biblia en los pocos momentos que el padre la dejaba
cerca de su sillón.
Al poco tiempo comenzó a
interesarse por la astronomía y por la astrología. Los padres empezaron a
preocuparse. Mauricio también empezó a preocuparse porque notaba que algo no
estaba bien en él. Cuando se miraba en el espejo de su dormitorio, no podía
reconocerse.
Durante una cena, el muchacho
salió momentáneamente de su ensimismamiento y le dijo a los padres: La visita
de mi prima fue anunciada hace miles de años.
Los padres se miraron, pero no
pudieron hacerlo por mucho tiempo porque tampoco se reconocieron.
(Este es el
Artículo Nº 1.655)
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Descubrir que alguien tan diferente forma parte de nuestra familia, a punto tal que hereda bienes, debe ser fuerte. Alguien que jamás imaginamos, alguien con costumbres que nos resultan exóticas. Algo así nos descoloca a punto tal que terminamos por no reconocernos.
Esta familia termina por enloquecer a partir de la llegada de esa lejana prima ¿o me parece a mí?
Las creencias religiosas de su prima afectan tanto a Mauricio que comienza a estudiar la Biblia como su padre, para defenderse de la invasión de lo diferente.
Cuando Mauricio se miraba en el espejo de su dormitorio veía a un grupo de muchachas bailando la danza del vientre.
Días después de la visita de su prima, Mauricio se puso a leer una de sus revistas de cómics y encontró que ahora la prima era la protagonista de todas las historias.
Hace miles de años la prima había estado en la casa de los castaños de piel blanca. Había dejado un largo collar sobre una silla. Cuando la familia protagonista de esta historia se mudó a esa casa, miles de años después, la madre de Mauricio encontró el collar adentro de una de las cajas de la mudanza.
Cuando la familia reveló las fotos encontró que en todas ellas aparecía en el fondo, un rostro de Cristo con rasgos árabes.
La sorpresa mayúscula se diferencia de la minúscula por un tema de egos.
Cuando se fue la prima, la madre de Mauricio no se sintió tan extraña como su hijo o como su esposo. Para ella fue más natural. Lo único que percibió fue que sentía un deseo irresistible de formar parte de un harén.
El día que fue anunciada la llegada de la prima coincidió de forma aproximada, con el nacimiento de Jesús. A María no se le da demasiada importancia pero algunos estudiosos afirman que ella apenas parió salió a recorrer mundo, anunciando la Buena Nueva.
La Biblia también había cambiado luego de la llegada de la prima. Ahora tenía extrañas ilustraciones multicolores. Por eso Mauricio se enganchó más en su lectura.
La astronomía y la astrología le revelaban nuevos secretos a Mauricio. Ahora sabía que a él le esperaba un destino diferente. Sabía que el mundo cambiaría cuando cumpliera 33 años.
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