jueves, 26 de febrero de 2009

Mi muñeca preferida

Alguna vez he comentado que no siempre me hacen feliz las conclusiones a las que llego combinando datos confiables y usando un razonamiento que pretende ser objetivo.

Cuando miraba las imágenes de unas muñecas inflables muy realista que alguien las comprará para imaginarse que eso es una mujer que pueda satisfacerlo sexualmente, vinieron a mi mente tres ideas preocupantes:

1) Las prendas femeninas abotonadas se abrochan al revés que la de los hombres porque a ellas las vestían (empleadas, cortesanas, esclavas) mientras que los hombres siempre pudimos hacer esa tarea por nosotros mismos.

2) En muchos países, la mujer casada tiene derecho a incorporar en su firma la terminación «de Fulano». Por ejemplo, Clara Gómez de Cardozo. Esta terminación suscrita por la señora está indicando que ella pertenece a Cardozo.

En otras culturas es aún más drástica la norma. Ella deja de llamarse Clara Gómez y pasa a llamarse Clara Cardozo.

3) Los países donde está prohibido el aborto, si bien se alega que es una ley en defensa de la vida del nuevo ser, también es cierto que la señora no es dueña de todo su cuerpo, ni de su vocación de madre, ni del tiempo que tendrá que dedicarle al niño cuando nazca. Estos importantes elementos de la mujer, están administrados por los legisladores y por la sociedad toda: No por ella.

Con estos tres elementos, yo me pregunto si la mujer es una persona o no. Está claro que en los aspectos corporales puede decirse que es un ser humano, pero en estos otros aspectos que refieren a cómo es tratada por la sociedad, bien podríamos decirse que es una cosa.

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15 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no recibe un abucheo de feministas en la ventana de su casa esta vez, considérese inmortal.

Anónimo dijo...

Es exagerado hablar por éstas épocas de muñecas preferidas refiriendose al ser humano del género femenino.
Es tan inhumano pretender utilizar como sentirse utilizado, cuando existe la placentera opción de recrearse.

Anónimo dijo...

Usted viene de otra galacia.

Anónimo dijo...

No tengo tantos prejuicios. Por ejemplo desearía ser Michelle Obama.

Anónimo dijo...

Triste pero cierto. En muchas ocasiones se nos considera cosas. Si estará arraigado eso, que aún funciona en las cabezas de personajes ilustrados y respetados de nuestra sociedad.

Anónimo dijo...

A las muñecas hay que vestirlas, pero también se vestía a las princesas y a algunos reyes.

Anónimo dijo...

Firmar agregando el apellido del esposo me re-cabe, siempre y cuando él haga lo mismo con el mío.

Anónimo dijo...

¡Ay, el tema del aborto me enardece! No quiero extenderme en este momento, sólo digo que es aberrante prohibir un aborto hecho en tiempo y forma. En lugar de preocuparse tanto por un conjunto de células deberían esos legisladores hacer algo por la vida que ya existe.

Anónimo dijo...

Sí, la mujer es tratada como cosa salvo en lo que hasta ahora es imprescindible: la procreación. Tiene que ser madre para que se la respete.

Anónimo dijo...

Para saber si una mujer es una persona habrá que fijarse si tiene dignidad. Puede hacerse la misma prueba para saber si un hombre es una persona.

Anónimo dijo...

La rutina diaria del hogar me hace sentir cosa. De pronto me convierto en un electrodoméstico más, con funcionalidades múltiples.

Anónimo dijo...

Dejar de usar el apellido de la familia de origen es un desprecio hacia la propia historia y hacia quienes nos hicieron persona.

Anónimo dijo...

A una cosa se la utiliza. Y nosotros las personas vivimos utilizándonos unas a otras, en el mejor de los sentidos posibles. Lo que diferencia el trato con una persona al trato con una cosa es el ida y vuelta.

Anónimo dijo...

Cuando entablo una relación de pareja lo primero que digo es que no tengo vocación de madre. Eso por lo general llama la atención y desilusiona. Entonces trato de ganar puntos diciendo que soy una apasionada vocacional de la medicina, los deportes extremos, el arte culinario. Igual no resulta.

Anónimo dijo...

Uno no deja de ser persona porque lo traten como cosa...vah, no siempre.