Cuenta Miguel de Cervantes Saavedra en su libro "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" que un señor normal, muy apasionado por la lectura de novelas de caballería, un día decidió abandonar la ficción y vivir realmente las aventuras que durante años habían afiebrado su imaginación.
Con esta decisión, su nombre Alonso Quijano pasó a ser Don Quijote y luego de conseguir todo lo necesario para empezar semejante emprendimiento (caballo, escudero, armas, estar muy enamorado de una jovencita), salió a rectificar el mundo.
Todos, incluidos Sancho y el autor, pensaban que Don Quijote estaba loco, pero quienes leyeron la obra con criterio clínico aún no han alcanzado una conclusión definitiva.
Una persona normal es alguien que piensa como la mayoría. Si partimos de esta condición de normalidad, entonces la mayoría de los genios son enfermos. También se dice que una persona es normal cuando pasa desapercibida sobre todo porque no molesta a los demás.
La normalidad es una cárcel de máxima seguridad en la que tenemos que estar recluidos los que no queramos llamar la atención y preferimos pasar desapercibidos no molestando a los demás.
La mayoría de los que usamos el idioma aún no aceptamos que “normalidad” sea un sinónimo válido de mediocridad y subdesarrollo.
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23 comentarios:
Qué interesante, no pienso como la mayoría, no soy normal. Me parezco al Quijote, SOY LIBRE.
La edad de una persona podría ser la vejez que le vino cuando renunció a cambiar el mundo. Cuanto más lejos en años de aquel renunciamiento, más decrépito y fósil.
Todos hacemos falta. Los mediocres somos los que cumplimos vuestas genialidades. ¡Protejednos please!
¡A tus pies majestad!
Casi todas las especies se organizan en forma piramidal. Siempre tienen que haber más hacedores que pensadores. Si fuéramos un cubo (tantos pensadores como hacedores) no funcionaría. Es un destino de la especie.
A pesar de las opiniones tremendistas que pueblan los medios de comunicación (inclusive éste) me parece que estamos bastante bien como especie.
¡Qué bien! arreglaron el blog que no funcionaba. Estaba harto de poner Anónimo. Gracias.
A lo largo de mi larga vida estuve 4 veces tratando de leer este libro de mierda. Es insoportable.
En mi vida siempre seguí esta norma: Los novios deben ser Quijotescos pero los maridos deben ser Sánchicos. No falla.
Dulcinea Infiel, agrega que no debe conocerse entre ellos.
Pensar que hice tantos esfuerzos por parecer normal y ahora ud. viene a plantear esto!!
Prefiero ser mediocre y subdesarrollado antes que vivir en un perpetuo drama.
No estoy de acuerdo con Alonso, hay personas geniales que se divierten y la pasan bien.
Mi esposa era una señora normal hasta que se apasionó por las novelas de ciencia ficción. Hace tres años que insiste en pasar Turismo en un satélite espacial.
Cuando salí a rectificar el mundo, tenía todo, menos la jovencita.
Cuando me operaron hice el cambio de nombre y ahora figuro ante todos como quien siempre quise ser.
Don Quijote estaba loco. El que diga que no es porque le busca la quinta pata al gato.
Siempre estuve en la cárcel y sé que allí voy a morir.
Desde chico me enseñaron que llamar la atención era algo equivalente a hacer el ridículo. Siempre me cuidé mucho de andar por el camino del medio y ser muy prudente. Tengo ganas de cambiar. Quiero vivir más intensamente, aunque eso me traiga sufrimientos.
No me gusta molestar a los demás. Siempre ando contemporizando. De tanta cintura que tengo casi paresco una mina.
¡No es justo! Porqué las personas razonables siempre somos gordas.
La luna ilumina a los héroes mientras el sol agobia al ganado
La mediocridad es aceptada como normal,y esta norma da tranquilidad a los que no tienen agallas para superarse. En contrapartida, se castiga a la excelencia...porque obliga a verse en el espejo.
la aceptación de la "normalidad" y del statu quo castra la capacidad de liderazgo ........
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