Analista ♀ — La escucho.
Paciente ♀ — Yo soy hija de madre desconocida porque ella me tuvo que dejar cuando yo era bebita y hasta los cuatro años me crió mi papá con su hermana. Ella es mi tía.... Así que no tengo ni hermanos ni hermanas.
Cuando él se tuvo que ir, nos quedamos solas con ella y vivimos en el complejo de apartamentos del bulevar. Vivimos de la pensión que le dejó mi abuelo, porque ella nunca se pudo casar.
Mi tía es una persona que sufre mucho la soledad y a veces me cuenta historias que para mí no son reales. Casi siempre que vuelve del supermercado me dice que algún hombre le habló o le dijo algo lindo o directamente la invitó a salir, y para mí que son inventos de ella.
Del otro lado del bulevar suele estar una prostituta que tiene muchos clientes. A veces se va con ellos pero otras veces sólo pasan y le tocan bocina y ella los saluda con la mano. Mi tía se pasa horas en la ventana mirándola y se compró ropa parecida a la que ella usa: vaqueros, campera blanca, botas altas. Cuando Valencia se va con uno de sus amigos, mi tía, si se siente muy deprimida, se viste para parecérsele y se para en el mismo lugar para que la saluden y ella les contesta. Para mí que está muy triste y se siente muy sola.
Analista ♀ — ¿Usted es ciega de nacimiento?
Paciente ♀ — No, esa es una larga historia. Cuando yo estaba en quinto de la escuela, tuve un maestro que se llamaba Briano y como yo siempre tuve un cuerpo bastante desarrollado, los hombres me acosan desde que era niña. Este maestro me miraba de una manera que me molestaba mucho pero yo no sabía qué hacer ni tampoco sabía cómo contárselo a alguien porque no encontraba las palabras adecuadas. Sé hablar de cualquier tema, pero nunca supe decir bien lo mal que me sentía con el maestro Briano.
Yo creo que hay algo monstruoso en mí que provoca cosas malas y la gente, o me deja como me dejaron mis padres o se me acercan de una manera que me hace sentir como que represento al demonio. ………
Analista ♀ — ¿Entonces usted no es ciega de nacimiento?
Paciente ♀ — No, la ceguera me resolvió todos los problemas. Ahora siento que la gente me quiere, que me ayuda, que me tiene en cuenta, que me habla, que me valora. A partir del momento que empecé a usar los lentes negros y el bastón blanco mi vida cambió, pero cuando abro los ojos, veo perfectamente.
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9 comentarios:
¡Qué historia tan extraña! Nunca había leído o escuchado algo así.
La suerte de la prostituta, la mogigata la desea.
Esta frase célebre acabo de inventarla. Recuerden que yo lo dije premero. ja-ja
Si sigo leyendo estas historias de gente que va a un psicoanalista, me parece que algún día me voy a animar a consultar a una de la que tengo el teléfono hace como un año.
Esto de hacerse la ciega es un poco fuerte de más, pero estoy segura de que uno se aprovecha de los beneficios secundarios que tienen algunos problemas.
Me gustan estos fragmentos de análisis porque el psicólogo nunca habla mucho. La mía habla hasta por los codos. Nos peleamos por ver quién tiene la palabra. Me parece que está más loca que yo, pero la quiero.
El día que tuve que empezar mi primer día de escuela, me quedé ciega. Al otro día empecé a ver con un solo ojo y a la semana todo se me había pasado, pero empecé la escuela más tarde y mis padres se asuntaron tanto conmigo que después siempre se la pasaban cuidándome de todo, lo cual me gustaba mucho.
cómo me gustaría se una prostituta por un día!
por un lado una tía reprimida y frustrada y por otro una sobrina bien dotada por la naturaleza que debe protegerse del deseo de los otros... como arma de protección la ceguera. El bastón y los lentes negros imponen distancia aún ante el culo más escultural. Buena solución pero alto precio: ahora la sobrina comenzará a guardar deseos insatisfechos, con los años se sentirá frustrada, y una vez muerta la tía correrá ella a ponerse las botas y la campera blancas.
¡Tengo una buena noticia para vos! ¿Estás preparada? Te la largo: que yo sepa al menos, tenés 6 hermanos varones por parte de padre. BRUJA.
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