miércoles, 21 de diciembre de 2011

Licencia neuro-dactilar

Me tomo un pequeño descanso pero no se abstengan de agregar o leer comentarios, pues algunos están muy buenos. Vuelvo el 20/01/2012. Un abrazo!

Los que saben sin saber que saben

No hay profesional experto que no tenga un conocimiento muy profundo de la naturaleza humana, aunque no sepa cuánto sabe.

Si bien estamos determinados y carecemos de libre albedrío, algunas personas se equivocan menos que otras, algunas personas poseen una calidad de vida elevada y duradera mientras otras tienen menos suerte.

La casi totalidad de lo que llamamos «inventos» no son más que plagios que los humanos inventores hacemos de soluciones propias de la naturaleza.

Es muy interesante conocer sobre esos inventos porque la mayoría de las veces los inventores saben de la naturaleza más de lo que ellos creen.

La abogacía, la escribanía, la economía y casi todas las ciencias humanísticas, abundan en conocimientos sobre nuestra especie aunque los que más saben de esas ciencias, «no saben que saben»: los mejores profesores y profesionales cultivan su destreza para conocer la esencia humana, las intenciones, las mentiras, las trampas, los caprichos, pero lo hacen indirectamente.

Existe el prejuicio de que los que más sabemos de psicología somos los psicólogos, pero es falso. Muchos profesionales saben inclusive más que nosotros, pero tienen esos conocimientos fuera del área operativa de sus mentes.

Ya sea directa o indirectamente, es una buena suerte conocer y entender al ser humano. No sólo para entendernos a nosotros mismos sino también para poder desplegar una beneficiosa y gratificante vida social.

Pero no solamente los profesionales de las ciencias humanísticas saben del ser humano. Los ingenieros informáticos desarrollan sus programas tratando de que sean comprensibles para los usuarios y también tratando de entender cómo razona la mente para copiar los procesos inteligentes y automatizarlos informáticamente.

Les paso dos datos curiosos de nuestra mente:

— Entendemos muy bien la muerte ajena pero no la propia; y

— Entendemos muy bien nuestro derecho a la propiedad pero no el derecho ajeno (1).

(1) El fútbol también simboliza el robo

●●●

martes, 20 de diciembre de 2011

La delincuencia medicamentosa

Los delincuentes tienen un rol social que se pone de manifiesto cuando nuestro cerebro carece de otras preocupaciones excitantes.

Para gozar del pensamiento científico hay que privarse de la pasión que sentimos cuando apoyamos fervorosamente un hecho, una idea, una creencia.

Amar un equipo de fútbol, por ejemplo, es maravilloso porque trasladamos a un terreno virtual, lúdico, imaginario, el dramatismo real que tiene la existencia.

La incertidumbre que sufrimos durante noventa minutos de juego puede mortificarnos tanto como la incertidumbre laboral, pero nos complace saber que cualquiera sea el resultado, nada de vida o muerte podrá ocurrirnos.

El pensamiento científico también es virtual y lúdico, pero se realiza prescindiendo del placer inmediato, implica privarse en todo lo posible de las preferencias personales y hasta luchar contra ellas cuando alguna evidencia nos disgusta.

Me molesta la evidencia según la cual los delincuentes perjudican la calidad de vida de la sociedad. Todas sus modalidades son negativas y por esto se les denomina genéricamente delincuentes, malvivientes, malhechores, bandidos.

En la búsqueda de placer mediante el pensamiento científico, puedo pensar y compartir con usted que este grupo de personas cumplen un rol impuesto inconscientemente por la ciudadanía.

¿Y por qué les encargamos que nos molesten de la peor manera?

La respuesta es ilógica como corresponde a la dinámica psíquica: la mente necesita estar en conflicto y los delincuentes comienzan a ser notorios cuando colectivamente carecemos de otros excitantes.

Para que nuestro cerebro funcione bien, necesita un mínimo de estrés sin el cual se descompensa, trabaja mal, genera insomnio, angustia, ansiedad, irritabilidad, apatía.

En suma: Cuando no tenemos conflictos de otra especie (guerras, epidemias, cataclismos) que exciten suficientemente nuestro sistema nervioso, utilizamos las actividades delictivas siempre presentes para que nos provoquen (exciten) miedo, furia, odio, deseos homicidas para hacer justicia por mano propia.

Artículos vinculados:

Las soluciones para la delincuencia son primitivas

Los delincuentes, si no emigran, mueren delincuentes

Los impuestos desestimulantes 

●●●

lunes, 19 de diciembre de 2011

Domingo por la tarde

El aburrimiento ocurre cuando nos quedamos sin necesidades ni deseos. Aunque parezca mentira, la saciedad es un verdadero problema.

El tedio es un malestar moderado que se torna penoso cuando se prolonga en el tiempo.

Una de las ventajas de la vida conyugal es la de contar con un culpable genérico, específico, identificable, de todas aquellas frustraciones cuya responsabilidad no es oportuno asumir.

Por culpa del cónyuge no hemos terminado nuestros estudios, tenemos ingresos miserables, nos cargamos de hijos (dos), y los domingos son más aburridos y rutinarios que cualquier día laboral.

Si bien aburrirse sólo es molesto, el aburrimiento en compañía parece potenciarse y el voltaje de agresividad prospera.

El hastío ocurre por un desbalance entre las necesidades-deseos y aquello que los satisface.

Aunque suena paradójico, un alto porcentaje del fastidio que provoca el tedio ocurre por falta de necesidades y deseos.

¿Pasamos toda una vida tapando el angustiante agujero de las necesidades y remendando las frustraciones a nuestros deseos insatisfechos para que nos sintamos mal cuando esto ocurre? Respuesta: sí.

Lo que está fallando es la evaluación, la escala de valores, el criterio con que determinamos que algo es bueno o algo es malo.

Esos insoportables domingos por la tarde se viven con más calma cuando asumimos que felizmente «mañana es lunes» y que la biblia se equivoca: el trabajo no es una condena eterna porque Dios es tan necio que se enojó por un pecadito insignificante (comer una manzana ¡qué despropósito!).

Lo que realmente falló fue la crónica bíblica. Los hechos ocurrieron de otra forma. Dios es mentalmente sano y cuando vio que Adán se comía la manzana, pensó: «¡Caramba! Mis creaturas son imperfectas, ¡me equivoqué!».

Rápidamente se consoló pensando: «Bueno, no se equivoca quien no hace nada», y dejó de autoflagelarse como hacemos sus imperfectas creaturas.

Artículo vinculado:

El sufrimiento por «saciedad extrema»

●●●

domingo, 18 de diciembre de 2011

La sensibilidad de una verdadera princesa

Contra todo lo imaginado, el enorme palacio tenía muy poca intimidad a pesar de la cantidad de habitaciones que lo componían.

El arquitecto italiano fue contratado por su fama pero nunca había construido una edificación de piedra.

Pocos ingenieros de aquella época sabían que los materiales más duros trasmiten el sonido con increíble nitidez. Para aplacar la acústica tuvieron que desplegar cortinados también donde no había ni ventanas ni puertas.

Llegó a este castillo una mujer joven bajo una fuerte lluvia. Fue recibida con la hospitalidad clásica ofrecida a los caminantes aunque con cierto recelo porque esta era la primera mujer que llegaba en tal condición.

Por la excepcionalidad del caso, rápidamente fue informada Rebeca, quien quiso conocerla.

La joven era extraña porque su forma de hablar y la delicadeza de sus manos no condecían con lo que se esperaba de alguien que deambulaba por tan peligrosos territorios.

Para aumentar aún más la intriga, la chica dijo con incuestionable firmeza, que era la princesa Fulana (no recuerdo su nombre).

Rebeca quedó especialmente confundida porque sus esfuerzos por encontrar una princesa que fuera desposada por su hijo Umberto venían siendo desafortunados.

En voz muy baja le preguntó a la cocinera cómo hacían sus antiguos amos para distinguir a una princesa de una plebeya y la respuesta de la cocinera fue aún más sigilosa e inaudible.

Cuando a la mañana siguiente se reunieron para desayunar, Rebeca se sentó junto a la muchacha a quien, con tono de indiferencia, le preguntó si había dormido bien.

La chica le respondió, con algo de pereza, que sólo había sentido una leve molestia en la espalda ante lo cual los ojos de Rebeca se llenaron de entusiasmo y rápidamente inició las gestiones para que la boda se concretara.

Cuando llegó su mejor amiga para ayudar en los preparativos, no demoró en preguntar sobre el linaje de la desconocida. La futura suegra le informó que había dispuesto que la cama de la muchacha tuviera siete gruesos colchones de lana apilados sobre un grano de maíz que la joven pudo percibir.

La amiga respiró satisfecha porque sabía que sólo una princesa tiene tanta sensibilidad corporal.

Nota: Como habrán observado, este relato es una versión del cuento infantil La princesa y el frijol escrito por Hans Christian Andersen (Dinamarca, 1805 - 1875) y que puede leerse en este sitio.

●●●

sábado, 17 de diciembre de 2011

La necesidad de recibir y de dar

Los humanos sólo amamos a quienes nos brindan algún tipo de utilidad, ya sea dándole satisfacción a nuestra necesidad de recibir o DE DAR.

Nuestras necesidades de integrar un grupo se satisfacen de una manera similar a la alimentación. Los amigos son, metafóricamente, tan necesarios como un alimento y hasta como el mismo aire.

Nos alimentamos con lo que más nos agrada de lo que podemos conseguir. Dicho de otro modo: del conjunto de alimentos que están a nuestra disposición, comemos los más sabrosos y que digerimos con mayor facilidad.

La necesidad de integrar un grupo suele estar predeterminada por la familia. Existe el convencimiento de que los padres, hermanos y demás familiares son nuestros amigos naturales, lo cual no es así. Un extraño puede ser más querido que la propia madre, por poner un ejemplo que contenga a cualquier otro.

El sentimiento que nos une a esa o esas personas es el amor y el amor es una forma especial de necesidad que se mantiene en tanto el otro nos sirva, nos sea útil, podamos contar con él. Si no se cumple esta condición, no hay amor ni amistad ni parentesco. El núcleo del afecto es la utilidad que nos brinda efectivamente el ser querido.

La interpretación inicial de este concepto suele despertar la idea de egoísmo, utilitarismo, materialismo, y no está mal que así se interprete, pero no sería justo olvidar que los seres humanos también somos consumidores de necesidades.

También amamos a quien nos entrega sus carencias, lo que le falta y es por «tener que ayudarlo» que lo amamos entrañablemente, tanto como a quien nos entrega generosamente lo que necesitábamos.

En suma: Los seres humanos amamos sólo a quien nos sirve, ya sea dándonos lo que a nosotros nos falta como pidiéndonos lo que necesita.

Artículo vinculado:

Mi mejor posesión, es lo que me falta

●●●

viernes, 16 de diciembre de 2011

Las madres a veces se cansan

Los varones tenemos una baja participación biológica en la conservación de la especie pero la cultura nos obsequia un rol protagónico.

La salud mental de un adulto depende del vínculo que tuvo con sus padres.

En otro artículo (1) les contaba que la figura paterna (imagen psíquica que todos tenemos y que condensa varias características que observamos o imaginamos de nuestro padre biológico) contiene ese conjunto de normas que tenemos que cumplir en contra de nuestra voluntad para que los demás nos acepten y no nos castiguen: portarnos bien, respetar las normas (leyes), ser educados, más una interminable lista de molestias.

También les dije en otro lado (2) que el padre es quien interviene para que los cuidados maternos disminuyan prematuramente pues este señor pretende recuperar a su mujer lo antes posible para saciar sus deseos carnales.

Sin embargo vale la pena dudar de que todo esto sea así.

Anteriormente he comentado (3) que en nuestra especie es la hembra la que determina cuándo copular, si bien no posee un período de celo como las demás hembras de otras especies mamíferas.

También he dicho (4) que la naturaleza ha sobrecargado a las hembras en compromiso biológico para conservar la especie, mientras que los machos tenemos que ser presionados por la cultura para que seamos más colaboradores.

Todos estos hechos, observados con la incorporación de los comentarios precedentes, pueden llevarnos a pensar que es la mujer la que utiliza al varón para ser fecundada, también para que él haga los trabajos pesados del hogar (acarreos, reparaciones, disciplinar a los hijos) y para que figure ante estos como quien comete la maldad de privarlos de la madre por razones egoístas, eróticas, lascivas.

Los niños creemos que fue papá quien nos dejó sin mamá porque no admitiríamos que la teníamos cansada.

1) La oposición de intereses bajo control
2) Protegerse dentro de una idea fija
3) La violación metafórica
4) El embarazo de ambos sexo


●●●

jueves, 15 de diciembre de 2011

El agua tibia y cómo lograrla

El ajuste de nuestra conducta social suele entrar en una escalada de reiteradas compensaciones cada vez más exageradas.

Para lograr la temperatura adecuada del agua que usaremos para tomar una ducha, solemos beneficiarnos, sin saberlo, de que el recurso hídrico es limitado.

Cada uno tiene su técnica: algunos comienzan por abrir la canilla del agua fría para ir agregándole temperatura abriendo la del agua caliente. Otros, por el contrario, comienzan abriendo la canilla del agua caliente y tratan de bajarle la temperatura agregándole agua fría.

Este proceso podría terminar inundando un barrio entero si no fuera porque la cantidad de líquido del que disponemos es limitado.

Para regular nuestros deseos prohibidos aplicamos un procedimiento similar al que usamos para preparar agua tibia, con el inconveniente que no contamos con el resguardo de la escasez de recursos pues la capacidad de exageración de los seres humanos casi no tiene límites.

Esta es la causa principal de muchos dolores de cabeza, angustia y conductas que nadie entiende.

El hecho que provoca mayores desajustes en esta búsqueda desesperada del agua tibia (sentimientos y conductas equilibradas), es la prohibición del incesto.

Pondré un ejemplo de varón porque me resulta más fácil de explicar tan sólo siendo autobiográfico.

— El niño desea a su mamá. Primero la necesita por los cuidados que ella le brinda pero luego desea casarse con ella.

— En este plan, el niño quiere echar a su padre de la casa.

— La lucha es muy despareja y el niño tiene que disimular su rechazo al dueño de casa.

— El pequeño duda si estará disimulando bien y comienza a idealizarlo, hacerse amigo, quererlo.

— Siente que el padre realmente es un enemigo. Piensa y desea ser violado por ese monstruo.

— Al percibirse con deseos homosexuales, sobreactúa como muy macho, ...

●●●

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Los primeros aprendizajes

Los seres humanos inventamos guiones que relatan nuestra existencia (1) y consumimos cuentos infantiles para enriquecerlos, absorber tradiciones, nutrirnos con enseñanzas y criterios morales.

Repasemos datos básicos:

— Caperucita Roja quiere visitar a su abuela que vive del otro lado del bosque.
— La madre le dice que tenga mucho cuidado con el Lobo Feroz.
— La niña va de todos modos, el maligno animal la engaña y la come.

Veamos qué podemos suponer que nuestro inconsciente opina hoy sobre esta historia que todos hemos recibido durante la niñez.

— La niña no se viste para pasar desapercibida (camuflada con los colores del bosque), sino que utiliza un ropaje para llamar la atención.

— Simbólicamente, el color rojo significa peligro y pasión sanguínea.

— El árbol clásicamente simboliza al ser humano. Por lo tanto el bosque simboliza la sociedad. En el relato, la madre le dice (y nos dice a todos los lectores): «Ten cuidado con la sociedad porque es peligrosa», lo cual es un poco cierto pero como recomendación para un niño, pudo generarnos un recelo exacerbado a los adultos que hoy vivimos con una sensación de inseguridad que las estadísticas «apagan con nafta».

— No es muy sutil la sugerencia de que el varón (el lobo) es un bicho peligroso. Las niñas que escuchan estas enseñanzas pueden formarse una idea bastante negativa del sexo opuesto y observen esto: el varón tiene un rol tradicional de proveedor. Si «ella» piensa que «él» es peligroso, en muchos casos él, con mentalidad proveedora, tratará inconscientemente de no defraudarla.

— Muchos lectores de «la caperucita roja que fue comida por un lobo», tienen como mascota, aún en su vivienda de 25 metros cuadrados, un lobo, es decir, un perro dotado del mismo ADN del lobo. ¿Querrán dormir con «el enemigo»?

(Llegué a las 300 palabras: le concedo la reflexión final).

(1) Nuestra novela y nuestro protagonismo

●●●

martes, 13 de diciembre de 2011

El sueño de la autodeterminación

Es un espejismo, ilusión, sueño, suponer que actuamos libremente. La naturaleza «hace y deshace».

Uno de mis referentes intelectuales predilectos, Groucho Marx, dijo: «Todos los hongos son comestibles. Algunos sólo una vez».

Sobre gustos no hay nada escrito: algunos se emocionan con “El lago de los cisnes” interpretado por la compañía de ballet rusa Bolshoi y a mí se me caen las lágrimas reflexionando sobre esta breve frase.

Aunque los gustos no tienen explicación, compartiré contigo qué me excita de este breve pensamiento que hasta puede causar gracias y provocar la risa.

El gran filósofo plantea un giro de 180º para decir que «algunos hongos son venenosos». Pasa de la idea clásica según la cual algunos no deben ingerirse a expresar con total seguridad que «todos pueden comerse», lo importante para él es que algunos no admiten una segunda vez.

¿Quién decide que algunos hongos no pueden comerse dos veces? ¡La naturaleza! Estamos ante un caso de clarísimo determinismo (1).

Dicho de otra forma: cualquier animal (humano incluido) puede comer todos los hongos que quiera, pero la naturaleza determina que algunas especies no admiten reiteración.

Cuando de comer hongos se trata, nuestra inteligencia puede entender fácilmente e inclusive encontrar formas sabias, ingeniosas y hasta divertidas de decirlo, pero cuando ocurre lo mismo en otras circunstancias, el cerebro no entiende, se confunde, se vuelve ciego, sordo y mudo.

Me explico: Lo que llamamos opciones del libre albedrío no son otra cosa que «decisiones de la naturaleza».

Así como no podremos comer algunos hongos una segunda vez, tampoco podremos:

— dejar de creer en Dios si creemos en Él,
— votar a un candidato nazi,
— practicar nuestra homosexualidad reprimida,
— denunciar en voz alta a quien atrevidamente ignora una fila de espera,
— evitar enfermarnos practicando la medicina preventiva,
— cuestionar nuestros prejuicios,
— (tampoco podremos … otras cosas).

(1) Blog destinado al libre albedrío y al determinismo

●●●

lunes, 12 de diciembre de 2011

La lectura imposible de las nuevas ideas

Muchas personas leen pero con muy baja «comprensión lectora», esto es, imaginando el contenido del texto mientras lo leen distraídamente.

Los ingenuos responsables del Diccionario de la Real Academia Española aseguran que por analfabetismo debe entenderse «Falta de instrucción elemental en un país, referida especialmente al número de sus ciudadanos que no saben leer.»

Como he mencionado anteriormente (1), los gobernantes más inteligentes y mentalmente sanos harán lo posible para que sus gobernados no sean ni ilustrados ni valientes, lo cual equivale a decir que los gobernantes que no quieren tener problemas en su complicada gestión, tratarán disimuladamente de que la población esté compuesta por analfabetos y cobardes, aunque haciéndole creer a todo el mundo que hacen lo posible por revertir esa condición.

Puesto que la mayoría de los gobernantes son inteligentes y mentalmente sanos, logran sus objetivos a satisfacción.

En lo que a cobardía se refiere son exitosos porque logran que todos seamos lo más individualistas posible lo cual nos convierte en algo que llamaré cobardes funcionales, esto es, personas que por no complicarse la vida, por no meterse en lo que no les concierne directamente, miran para otro lado, no denuncian, callan, se alejan del lugar de los hechos, nunca ven ni oyen nada.

Otro de los objetivos que logran a satisfacción, refiere al analfabetismo funcional, consistente en que los ciudadanos no logran leer a pesar de saber cómo se hace.

El funcionamiento mental consiste en leer las primeras diez palabras, luego imaginar qué dirá el resto evocando la idea más grata a su gusto y suponiendo que el resto del texto no hará más que repetir lo que desearían leer por segunda vez.

Gracias a este funcionamiento los ciudadanos estarán impermeabilizados contra cualquier idea novedosa, alternativa, diferente a la ideología patrocinada por el gobernante exitoso.

(1) La falsedad imprescindible

●●●

domingo, 11 de diciembre de 2011

Walter y Mariana

Se habían mirado sin llamarse la atención hasta que las vueltas de la vida hicieron que se encontraran a once mil kilómetros de distancia como compañeros de clase.

Ahí se enteraron que amaban el cine, que habían visto varias veces muchas películas y para enterarse de todo eso, consumieron varios cafés en el bar universitario.

En el baile de «Bienvenida a los nuevos estudiantes» algo causó un shock en el cerebro de Walter que hubiera desintegrado cualquier electroencefalógrafo: Mariana no usaba sostén.

Ella demostraba intereses solo por estudiar, aprender a dirigir filmaciones, saberlo todo sobre «el séptimo arte».

Él parecía no tener ningún interés en estudiar nada que no fuera el cuerpo de Mariana, sus gestos, los gustos, las opiniones.

Fui analista de ella y puedo decirles que ardía de deseos por Walter, pero algo de su instinto le decía que debía aparentar desinterés.

Cuando en las vacaciones de invierno volvieron al país de nacimiento, él sólo quería tener a Mariana para siempre, en exclusividad, que nadie la mirara.

Estos antecedentes culminaron cuando ella, aparentando un descuido, permitió que él le tocara la piel de los senos.

Todo este deseo tan intenso decayó a los pocos años del casamiento.

En la última película que filmaron juntos, él desató hacia ella todas las maldades que se pueden hacer dos personas que se amaron intensamente.

Ella no podía creer que Walter fuera tan irónico y agresivo para señalarle, delante de todos, algunos errores de actuación de ella.

Finalmente la película se estrenó y tuvo un éxito moderado. Sin embargo, Mariana, con una creatividad que la sorprendió, creó una película diferente combinando de otra manera los fragmentos ya filmados.

El éxito de esta nueva película fue similar al éxito de la película de Walter y él no pudo creer o aceptar que ella lo igualara.

Como nadie sabe qué pasa por la cabeza de las personas, quedará en el misterio por qué él viajó a la ciudad donde se conocieron y se descerrajó un tiro en la boca sentado a la misma mesa donde tomaron aquellos cafés.

La bala no detonó, volvió desesperado a reconciliarse con Mariana, pero algo del instinto de ella había dicho «nunca más».

●●●

sábado, 10 de diciembre de 2011

La ortografía es antidemocrática

Existe una corriente simplificadora para democratizar ciertos beneficios pero la Real Academia Española no hace nada para democratizar el principal patrimonio cultural: el lenguaje.

No es nada sencillo conducir un automóvil en las densas calles de las ciudades más populosas.

Todos los involucrados hacen lo posible para que el acceso a la conducción de automóviles sea lo más popular posible: los fabricantes de vehículos, los ingenieros civiles que diseñan las calles y los expertos en señales de tránsito, parecen trabajar mancomunados para que puedan conducir su automóvil la mayor cantidad de ciudadanos.

Por su parte la industria informática hace algo similar demostrando estar guiada por el mismo espíritu democrático.

Los programas (software) cada vez requieren menos conocimientos especializados de los usuarios.

Hasta no hace mucho, para utilizar una computadora era preciso hacer cursos de varios meses de duración, sin embargo actualmente más personas le han perdido aquel terror de los primeros tiempos en los que los recién llegados temían apretar una tecla equivocada y modificar la dinámica del sistema solar.

El mercantilismo capitalista, con tal de optimizar su rentabilidad, se esfuerza para que exista una sola clase social: la de los consumidores.

Aunque ideológicamente parece ubicado en las antípodas del socialismo, el capitalismo aplica toda su energía en mejorar la calidad de compra de los potenciales clientes.

Más aún, a diferencia del socialismo, que tiende a igualar las posibilidades hacia abajo (tratando de quitarle a quienes más tienen para dárle a quienes menos tienen), el mercantilismo capitalista busca la forma de que todos tengan más: capacidad de compra, deseos, necesidades, deudas, envidia, estrés.

Observe esto: La Real Academia Española no hace nada para simplificar el idioma, generando de esta forma dos clases sociales respecto al dominio de la ortografía: unos pocos pueden con ella y una mayoría solo pueden abandonarla.

●●●

viernes, 9 de diciembre de 2011

Técnica de autoconocimiento artesanal

El diccionario de sinónimos puede decirnos quiénes somos si encontramos una primera palabra que nos defina adecuadamente.

Para muchas personas es fascinante saber quiénes son. Escuchan con particular interés cuando alguien les señala alguna característica que las diferencia del resto; también prestan particular atención a las indicaciones supersticiosas de la astrología (occidental, china, celta, maya).

Esas descripciones no son muy confiables porque todo indica que existen más de doce formas de ser y si bien estamos totalmente determinados, este determinismo proviene de una realidad muy dinámica, cambiante, que se renueva minuto a minuto.

Es probable que la fecha de nacimiento sea importante, como también lo es el instante de la fecundación, pero estos son datos que se suman a miles de otras influencias variables (genética de los padres, clima, alimentación, embarazo deseado o no deseado, evolución biológica del feto, por mencionar unos pocos).

No es nada nuevo lo que habré de contarles, pero seguramente muchos no lo conocen aún.

Con los recursos de que disponemos los internautas, comenzamos a hacer una encuesta entre quienes más nos conocen preguntándoles con qué vocablo nos definen: divertido, sorprendente, entusiasta, o cualquier otro.

Luego, utilizando algún diccionario de la web o el proveedor de sinónimos de Word (menú contextual con el cursor ubicado sobre la palabra de la que se necesitan sinónimos), vemos qué podemos obtener.

Si utilizamos este último procedimiento y con el cursor sobre la palabra «divertido», vemos que Word 2007 nos da la siguiente lista: distraído, recreado, solazado, entretenido, amenizado, explayado, parrandeado.

Con estas nuevas definiciones sobre cómo somos, podemos armar un pequeño texto que nos defina, como lo haría un novelista con un personaje.

Una vez depurada esta auto descripción primaria, hacemos lo mismo con los sinónimos de los sinónimos, y así sucesivamente.

La astrológica es menos exacta que este procedimiento.

●●●

jueves, 8 de diciembre de 2011

El futuro que fue presente hasta ser pasado

El miedo y la esperanza son vivencias actuales de hechos concretos que quizá (Quizá, QUIZÁ) ocurran en el futuro.

Sé por experiencia propia que mientras estamos vivos tenemos muchos sentimientos.

De cuando estamos muertos carezco de información pero algunas personas tejen historias muy minuciosas sobre la vida después de la muerte, aunque aclaran que sus conclusiones son actos de fe, es decir, ocurrencias, antojos, suposiciones placenteras.

Uno de los sentimientos más penosos es el miedo.

La Real Academia Española dice que miedo es la «Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario» y que también es el «Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.»

Como vemos, el famoso miedo siempre es un sentimiento que está presente cuando lo temible no ocurrió porque se ubica en el futuro.

El derecho (estudio de las leyes) dice que amenaza es el «Delito consistente en intimidar a alguien con el anuncio de la provocación de un mal grave para él o su familia.»

Observemos que en el presente tenemos sentimientos dolorosos por asuntos que eventualmente (riesgo) se presentarán en el futuro (recelo, aprensión, amenaza).

Podemos decir que el miedo y la esperanza integran nuestro menú afectivo del futuro. Padecemos y disfrutamos con anticipación según sintamos miedo o esperanza respectivamente.

Dicho en otras palabras, algo en nuestra cabeza nos hace padecer o disfrutar de hechos que aún no ocurrieron, por lo tanto, esto nos permite decir que en tales circunstancias vivimos fuera del presente, fuera de la época, fuera del tiempo.

Estaremos de acuerdo en que nada puede ocurrirnos si no es ahora, en el presente.

Cada uno de nosotros sabe cuántos sentimientos fuera de tiempo tiene.

Por estos motivos, el miedo y la esperanza parecen ser sentimientos engañosos o contraproducentes.

●●●

miércoles, 7 de diciembre de 2011

«¡Cuídate! Sé por qué te lo digo»

Nuestra fantasía puede convencernos de que todo ocurre o no ocurre por causa de nuestros personales procesos mentales.

Si cuando camino por la playa libero mi fantasía e imagino que desde el horizonte se aproximará velozmente una ola gigantesca que nos matará a quienes estemos cerca de la costa, puedo llegar a pensar que si eso no ocurre es porque tuve la idea, la imaginación y el temor.

Si mi esposa comienza a mirar por la ventana porque nuestro hijo de 26 años aún no llegó con la moto Kawasaki 1.000 cc que le regalé por haber salvado el primer examen de abogacía, seguramente se convencerá de que si el pequeñuelo aparece sin un rasguño y con el celular apagado porque olvidó encenderlo, la milagrosa aparición ocurrió porque ella se puso nerviosa, porque me recriminó todo el tiempo el mencionado regalo y porque su alegría de recuperar al hijo que imaginó aplastado por un bus, la demostró regañándolo con la furia que se merecieron los generales hitlerianos.

Estos dos ejemplos son suficientes para describir a qué me estoy refiriendo.

El cerebro, no sólo tiene severas dificultades para percibir el entorno sino que es particularmente alocado a la hora de establecer cadenas causales («esto está causado por esto otro»).

Cuando alguien se convence de su personal cadena causal, organizará su vida repitiendo la rutina que aprendió por experiencia.

Las personas con mayor apego a estas creencias también suelen poseer un elevado sentido de responsabilidad.

En este caso, andarán por la vida bendiciendo, santiguando, exorcizando la inmensa cantidad de peligros que corremos por el solo hecho de estar vivos.

La convicción de que su pensamiento realiza proezas, no solo le impone las obligaciones inherentes a tan altas posibilidades, sino que se sentirá un ser maravilloso, omnipotente, con derecho al autoritarismo.

●●●

martes, 6 de diciembre de 2011

El dolor causado por los seres queridos

El dolor que nos provocamos a pesar de amarnos tanto, autoriza pensar que el daño que nos hacen no siempre es por desamor.

Ya fue dicha la frase «Quien más te quiere, te hará llorar».

Cuestionemos el prejuicio de que «llorar» es algo negativo, que debe evitarse porque es perjudicial.

Esto no es así: podemos llorar emocionados con una película, un concierto, una actuación teatral.

El llanto como la risa, son reacciones somáticas tan especiales porque son e-mocionantes (nos mueven, con conmueven), y por estas sensaciones que sentimos, decimos que son sentimientos.

Pero no son estos fenómenos tan dramatizados por nuestra cultura los que ocupan el tema de este artículo.

Como dice la frase popular («Quien más te quiere, ...») mencionada al principio, el amor y su alternativas suelen acompañarse por reacciones de llanto.

No hay dudas sobre a quién queremos más. El amor a sí mismo, el amor propio, el narcisismo son datos casi incuestionables.

Si en algún momento podemos decir «te quiero más que a mí mismo», estamos exagerando porque en teoría no es posible querer a otro más que a uno mismo. En todo caso podemos amarlo igual, pero no más.

Partiendo de la base que el máximo amor posible es a uno mismo, prestemos atención a cómo nuestros actos (pensamientos incluidos) pueden causarnos dolor, atormentarnos, hacernos llorar de furia.

Los sentimientos de culpa imaginaria, la auto flagelación, las recriminaciones despiadadas, pueden estar provocadas por quien más nos quiere y a quien más queremos, esto es, por nosotros mismos.

Sólo para no pasar por alto algo tan importante como son los vínculos, es posible defender la siguiente reflexión:

Si un ser querido hace y dice cosas sabiendo que nos causarán dolor, no necesariamente lo hace por desamor, quizá lo hace porque nos quiere tanto como nos amamos.

●●●

lunes, 5 de diciembre de 2011

La economía de la psiquis

Si nos ponemos a pensar, la economía es el arte científico número uno y un psicoanalista es el economista de los recursos psíquicos.

Podemos decir que la economía es la ciencia o el arte o el arte científico de encontrar los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas.

También podemos decir que la economía es la técnica por la cual obtenemos los mayores logros aplicando la menor cantidad de recursos (esfuerzo, energía, inversión, espacio, tiempo).

Si pudiéramos tener plena confianza en la honestidad de los profesionales, encontraríamos que un arquitecto es capaz de hacer casi la misma construcción que un albañil experimentado, excepto que este último probablemente gaste más recursos.

Dicho de otra forma, quien más haya estudiado sobre construcción, podrá hacer algo de forma más económica.

Si pudiéramos despojar al médico de los compromisos comerciales que lo atan a su corporación, a los laboratorios farmacéuticos y a las empresas de intermediación en salud, encontraríamos que conoce formas de vivir más años y con mayor calidad de vida.

El que se dedica estrictamente a las ciencias económicas es habilidoso, talentoso y experto en pagar la menor cantidad de impuestos posible, en evitar al máximo los gastos bancarios y en optimizar la rentabilidad de los recursos instalados (local, máquinas, vehículos).

El psicoanálisis también busca y consigue economizar.

Efectivamente:

— procura vivir bien, sin caer en autoengaños;
—conserva la alegría y el entusiasmo sin recurrir a la negación de los aspectos menos agradables del vivir;
— apela al «conócete a tí mismo» para lograr el desarrollo del talento disponible;
— orienta el mayor consumo de energía a «ocuparse» y el menor a «pre-ocuparse»;
— se concentra en distinguir qué le concierne a cada uno tratando de desestimar lo que es de responsabilidad ajena;
— aunque atienda primero lo urgente se asegura de no olvidar lo importante.

●●●

domingo, 4 de diciembre de 2011

Leonor, ni se calla ni se va

Con científica precisión, Leonor dedicó sus últimos meses de vida a convencer a Dagoberto de que se consiguiera una mujer que continuara cuidándolo como había hecho ella hasta que las piernas se negaron a caminar y los brazos se negaron a casi todo.

Dagoberto, con cuarenta y nueve años, ya tenía olor a soltero y con esto no estoy haciendo ninguna metáfora.

Leonor se comunicaba por teléfono con muchas mujeres que pensaban como ella y que también buscaban soluciones para Bercho (apodo familiar de Dagoberto).

Cuando Leonor cursaba el último mes de existencia, encontró la solución: Una muchacha cuya edad se calculaba en unos treinta años, tenía que irse de su casa y hasta de la ciudad, pero no por culpa de ella sino por una compleja situación, de esas que sólo pueden ocurrir en parajes donde los conflictos hierven en la hoguera de una febril imaginación que llega a los villorrios huyendo de las grandes ciudades.

En un par de semanas llegó la extraditada para cambiar unas pocas frases con Leonor antes de que falleciera.

Alicia tenía pelo rubio opaco y pajizo, labios gruesos, piel blanca, seca y calcinada por el sol, dientes fuertes y cortos, complexión delgada, piernas con rodillas grandes y pies largos.

Las manos eran un capítulo aparte por su tamaño, fortaleza y callos muy marcados de tanto ordeñar.

Rápidamente tomó el control de las tareas de la casa al mismo tiempo que Dagoberto comenzó su plan de educarla, embellecerla, suavizarle las manos, ampliarle el vocabulario.

En la primera lección sobre cómo vestirse, caminar y saludar, Alicia lo miró con un gesto desconcertante. Bercho no supo si estaba impresionada o asustada.

La segunda lección fue sobre lenguaje y se vio interrumpida porque ella se durmió.

El «profesor», ofendido, le recriminó esa falta de consideración, a lo que ella respondió:

— No te hagas el Pigmalión conmigo porque fui poseída por el espíritu de Leonor y ahora soy tu madre.

●●●

sábado, 3 de diciembre de 2011

La injusta venganza de la culpa imaginaria

Si no podemos disfrutar intensamente de la vida porque nos sentimos culpables, nos convertimos en ciudadanos vengativos y antisociales.

A ver si has oído estas frases, expresadas con seriedad por personas honorables, buenos ciudadanos que nunca han estado encarcelados y en algunos casos, asiduos concurrentes al cumplimiento de los cultos religiosos más piadosos:

— Soy exigente con los demás porque soy aún más exigente conmigo mismo;
— Hazle a los demás lo que querrías que hicieran contigo;
— Lo digo con dolor, pero la gente te obliga a usar mano dura con ellos;
— Te castigo pero créeme que me duele más a mí que a tí;
— La severidad es efectiva pues resulta disuasiva y ejemplarizante.

Estos buenos ejemplares de nuestra especie, que alguien por descuido podría confundir con un tirano cruel, incitan a los gobernantes de turno para que hagan el trabajo sucio de limpiar la nación de esos inmundos semejantes que molestan con sus robos, aspecto facineroso, música estridente, costumbres aberrantes.

Pero también sería superficial suponer que esto se trata de intolerancia químicamente pura. Es posible suponer «resortes anímicos» menos obvios.

Los delincuentes nos están recordando que somos alguien más del que se mira en el espejo del botiquín, peinándose con cuidado, haciendo muecas para constatar la higiene dental.

Esos humanoides que desearíamos eliminar también funcionan como espejos que reflejan aspectos nuestros horrendos e impresentables.

¿Cuándo padecemos remordimientos, culpas y nos recriminamos? Cuando algún accidente desafortunado nos impide negar lo que veníamos negando: que somos débiles, vulnerables, enfermables, solo algunas veces curables, envejecibles, mezquinos, infieles, mentirosos, crueles, sádicos, intolerantes, evasores, transgresores.

¿Para qué sirve este artículo? Para poder amarnos sin tener que engañarnos, para querernos también sin maquillaje, desprolijos, desalineados.

Y si podemos amarnos sin trampas, podremos disfrutar de la vida sin sentirnos culpables, sin imaginar fantasmas persecutorios ni ponernos vengativos injustamente.

●●●

viernes, 2 de diciembre de 2011

Imitamos la opción sexual de los ganadores

La opción sexual no depende del genital disponible: elegimos el rol (hombre o mujer) que nos asegure recibir más amor.

Apelando a fuertes simplificaciones con tal de que ideas que son:

— trascendentes en nuestra vída síquica;
— perturbadoras porque a esas ideas se les asocian emociones tan fuertes que nos enlentecen intelectualmente;
— alejadas del sentido común,

puedan ser comentadas en un texto no mayor de 300 palabras, atendiendo a que este artículo no es lo único que tienen para leer los internautas, comento (simplificadamente) algo que suele llenarnos de angustia durante décadas.

En otro artículo (1) les decía que la famosa frase «complejo de castración» no es la angustia de los varones a que les sean quitados sus genitales sino que se trata de la angustia que padecemos ambos sexos de no ser amados, queridos, deseados, integrados, protegidos, tenidos en cuenta, mirados.

En este significado, castraciones terribles son: ser abandonados por nuestros padres, no tener amigos, que nuestro ser amado nos deje por otra persona, quedarnos ciegos, sordos, inválidos, e infortunios por el estilo.

Por lo tanto, desde la más tierna infancia, si bien los niños pueden llegar a entender que papá tiene pene y que mamá tiene vagina, lo importante es cómo se sienten respecto al amor y protección de ellos, y también a quién les conviene parecerse para sentirse fuertes, valiosos, invulnerables, importantes.

Y acá surge el gran tema del que quería comentarles: estas sensaciones no tienen nada que ver con el sexo biológico que posea el niño sino de cuál de ambos «falos» elige (falo = conjunto de virtudes que nos convierten en dignos de amor).

Si elige el «falo» de quien tiene su propio sexo, será heterosexual, si elige el «falo» de quien tiene el otro sexo, será homosexual... pues lo único importante es recibir amor.

(1) Sin «falo» no somos «amables»

Relato vinculado:

Pollera o pantalón

●●●

jueves, 1 de diciembre de 2011

Sin «falo» no somos «amables»

«Falo» es el conjunto de atributos personales que nos convierten (a hombres o mujeres) en dignos de ser amados (amables).

En otro artículo (1) comenté que en nuestra cultura occidental y machista somos proclives a pensar que al conjunto de atributos valiosos de una persona se le denomina «falo», que «falo» significa pene y que, por lo tanto, los varones son más valiosos que las mujeres simplemente porque tenemos este apéndice eréctil que tanto amamos.

El incesto está prohibidísimo y no sabemos por qué, la Torre Eiffel es una montaña de chatarra pero pagamos miles de euros para conocerla, El Quijote es una novela de Cervantes que fue leída por una de cada mil personas que la consideran lo mejor de la literatura universal.

También es famosa entre los occidentales la idea freudiana denominada «complejo de castración».

Como corresponde a una interpretación literal, por «complejo de castración» suele entenderse el miedo masculino a que nos corten los testículos y talen el pene (emasculación), como forma extrema de castigar nuestras transgresiones.

Esta interpretación nos lleva a pensar que sólo los hombres cometemos delitos y de hecho las cárceles están llenas de varones más que de mujeres.

Si entendemos que «falo» no significa «pene», podemos entender que la terrible amenaza a la que estamos todos expuestos, no es otra cosa que la usada por los niños de más corta edad cuando en su furia paroxística nos amenazan con «no te quiero más».

Efectivamente, y recapitulando: al conjunto de virtudes que nos convierten en «amables» (dignos de amor), tales como la honestidad, la generosidad, la lealtad, le llamamos «falo» y si no demostramos tener estas virtudes, dejarán de amarnos porque no tenemos el «falo», nos considerarán «castrados», seremos inútiles como ciudadanos, vecinos, compañeros, amigos, cónyuges, independientemente de qué genital estemos provistos anatómicamente.

(1) «Falo» no significa pene

●●●